Theo Claas. Diplomático nato.
"Eso no nos lo podemos permitir todavía, primero tiene que florecer la empresa."
Era el "fino" de la familia. Así le llamaban muchos trabajadores de la empresa, y así le llamaban también sus hermanos – guiñando un ojo. Era una insinuación a su correcta y profesional vestimenta como director comercial. Pero nadie veía su finura como una forma de prepotencia o arrogancia.
Theo Claas, nacido en mayo de 1897 como hijo varón menor de Franz y Maria Claas, era conocido como un hombre tranquilo y distinguido. Valoraba el comportamiento intachable, la vestimenta correcta y a la moda, la discreción de la alta sociedad, la vida elegante. Sus adorados puros los adquiría en la cercana ciudad tabaquera de Bünde. Era conocido como un inteligente conocedor de las personas: siempre diplomático y en busca de compromisos, siempre que fuesen necesarios.
Theo Claas era el hombre de negocios dentro de los cuatro hermanos Claas. Seguramente también hubiese podido ocupar un alto cargo como banquero en la época del Emperador. No era un hombre de muchas palabras, pero un trabajador eficiente. Su carrera la planificó estratégicamente: formaciones prácticas en empresas de renombre y orientadas a futuro. Por ejemplo en las fábricas aeronáuticas "Heinkel-Flugzeugwerken" cerca de Berlín. Heinkel es sinónimo de espíritu pionero en la construcción de aviones. Valientes hombres en cajas voladoras. En un equipo de trabajo, bajo la dirección del nueve años mayor Ernst Heinkel, trabajó en el desarrollo de aviones. A continuación, Theo cambió a la fábrica de aviones "Rumpler" en Berlín. Pero después siguió su camino hasta Wilna en Lituania para un proyecto de construcción de puentes. Finalmente otro cambio drástico hacia Kiel para trabajar en "Germania Werft" y para la construcción del primer submarino alemán de la historia. En otoño de 1916 compartió el mismo destino de sus hermanos y fue alistado.
Sanos y salvos regresaron los cuatro a Harsewinkel, pero la construcción de la fábrica en Harsewinkel exigía ahora toda la energía de los hermanos Claas. Theo podría haber ahora participado también en la vida social, pero la empresa tenía prioridad absoluta. Cuando algunos amigos le invitaron a formar parte de un club para jugar a los bolos, denegó rotundamente. Un club de bolos significa un gasto innecesario, era algo que todavía no se podía permitir, primero tenía que florecer la empresa. Consecuentemente y controlando los gastos dirigió la creciente empresa. Como socio congénito de sus tres hermanos mayores, Theo se encargaba de que siempre circulase suficiente capital propio por la empresa. El puro y la obligación de mantener el barco a flote eran fundamentales para él.
Correcto como un funcionario prusiano e inteligente como un diplomático francés dirigió la empresa también por los turbulentos tiempos después de 1945 – junto con la esposa de August, Paula Claas. Quien durante esta fase obtuvo poderes generales individuales, para el caso de que también a Theo pudiese ocurrirle algo. Poderes generales es algo que Paula tenía desde hacía décadas.
Sobre todo en la época de cambios de la posguerra que supuso primero una parada total y después una cuidadosa puesta en marcha, un hombre como Theo Claas era lo que hacía falta. Alguien con buen olfato y capaz de negociar con la nueva burocracia, y con una gran responsabilidad frente a sus empleados, evitando un desmontaje parcial de la ilesa empresa.
Fue capaz de convencer al organismo militar británico de la calidad de CLAAS SUPER. Así las cosechadoras fueron probadas en la isla, obteniendo el visto bueno. Así la empresa fue capaz de obtener, mucho antes que las otras empresas en Alemania, los materiales de producción necesarios, y se inició la exportación a Inglaterra.
Theo Claas escribió en la primera edición de la nueva revista empresarial "Der Knoter" (el anudador) en el año 1948: "Si no hubiésemos tenido esos pedidos de exportación, no podríamos haberle dado una existencia ni a la mitad de nuestra plantilla de actualmente 320 empleados." Theo Claas era un hombre de números. Con precios de compra garantizados, precisos análisis de ventas y el control de un modo de trabajo rentable, creó unos cimientos sólidos para las emotivas discusiones familiares. Siempre tenía preparados datos y hechos contundentes. Que no en pocas ocasiones hicieron que las decisiones familiares se tomasen en la dirección correcta. Theo Claas falleció a la edad de 55 años.